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Una fiesta con marcado sabor británico pone el broche a los Brit Awards

El gran día de la música en el Reino Unido tocó a su fin con una gran fiesta de marcado sabor británico en pleno centro de Londres en la que se dieron cita numerosos rostros del mundo del espectáculo tras la gala de los Brit Awards.

Tras la ceremonia, celebrada en el O2 Arena y en la que la cantante escocesa Emeli Sandé se consagró como la artista más importante del país al ganar el premio a mejor solista femenina y mejor álbum, los invitados se trasladaron a una enorme sala de fiestas en pleno corazón financiero.

A partir de las 10:15 GMT, al terminar la intensa gala y en medio de un fuerte y frío viento, los taxis se acumularon en las calles de la City londinense para dejar a un conglomerado de artistas, periodistas y amigos al calor del amplio local.

En el interior, esperaban suculentos canapés calientes y fríos o sandwiches, aunque los asistentes también pudieron degustar platos tradicionales británicos, como pasteles de carne o “pudding” de verdura y queso.

Los primeros protagonistas de la noche que hicieron su entrada en una sala abarrotada fueron los ganadores del premio al mejor grupo británico, Mumford & Sons, que previamente habían deleitado al 02 Arena con una vibrante actuación en directo.

Marcus Mumford y sus compañeros se movieron entre el área para fumadores y la zona VIP, en la que los vacíos sillones “reservados” contrastaban con los atestados pasillos por los que circulaban caras conocidas del panorama musical británico, como Jamie Cullum.

El prestigioso compositor no se quedó mucho tiempo en la zona reservada y prefirió integrarse con el resto de asistentes, más propensos a la charla que al baile pese a que el DJ pinchó temas de todos los estilos, desde Bob Marley hasta Foo Fighters.

Conforme avanzaba la noche, algunas de las caras más aplaudidas durante la ceremonia de entrega de premios se dejaron caer por la fiesta, que contaba incluso con un espacio dotado con cosméticos que las invitadas podían usar para retocarse.

Cerca de la medianoche, apareció el presentador de los Brits, James Corden, acompañado de su pareja, con la que se adentró en la ya masificada zona VIP, donde a los famosos se les entretuvo incluso con sofisticados juegos de cartas.

La estrella que más se hizo esperar fue la cantante estadounidense Taylor Swift, que había presentado uno de los premios durante la gala además de interpretar uno de los temas de su último álbum con una espectacular puesta en escena.

La joven vocalista cambió por tercera vez su vestuario y dejó a un lado los tacones en favor de las manoletinas para disfrutar de una velada que prometía alargarse hasta bien entrada la madrugada.

La fiesta no solo reunió al mundo de la música, sino que también sirvió de cónclave para numerosos rostros de la televisión británica y el periodismo.

 

Fuente: EFE