Aimé Morales tiene 28 años y es oriundo de Mérida. Fue la gran sensación del último Mundial del Circo que se llevó a cabo en el Circo Phénix de París a finales de enero. En esa competencia donde se dan cita los mejores artistas circenses y malabaristas del planeta, el venezolano deslumbró con un número de una extrema sencillez de medios: en la pista estaban él y un aro cyr, una disciplina creada hace apenas una década.
Este espectáculo cautivó al jurado que le entregó tres premios, entre ellos, la Medalla de Oro de este mundial, así como el Premio del Público. Era la primera vez que Venezuela participaba en esta competencia internacional.
“Fue una experiencia increíble aunque muy difícil. El Phénix de París es un circo con capacidad para 4.000 personas. Sentí que no tuve un contacto cercano con el público durante mi número y sin embargo en cada presentación escuché a 4.000 personas aplaudiéndome. Eso fue extraordinario”, declaró Aimé Morales a RFI.
Aimé Morales vive y trabaja en Europa desde hace varios años. Pero como muchos artistas de circo, sus inicios fueron en las calles y rayados peatonales de Venezuela. Después pasó por la Universidad de Los Andes, la ULA, y luego se vio obligado a emigrar. En Europa, estudió en tres reconocidas escuelas de circo, en Barcelona, Italia y Bruselas.
El espectáculo de Aimé Morales sólo contaba con la rueda cyr, un aro metálico tan poético como temible para hacerse dominar. Pero eso es el circo moderno, un conjunto de disciplinas diversas. Para Aimé Morales la línea ha sido buscar un lenguaje universal.
“Desde hace varios años he intentado buscar una manera de comunicar sin palabras, porque estar en Europa implica vencer la barrera del idioma. De todas maneras, el circo moderno es muy diverso y acoge todas las disciplinas y estilos posibles. La tendencia es a la mezcla de todas las artes escénicas en el circo”, agregó Aimé Morales.
Fuente: RFI