La nominación a un Grammy Latino parece no quitarle el sueño a la rapera chilena Ana Tijoux, que con sus genuinas rimas ha conseguido que su voz traspase la siempre alargada frontera cultural de la cordillera de Los Andes para desembarcar en Estados Unidos, cuna del hip-hop.
A sus 35 años, esta hija de refugiados chilenos en Francia durante la dictadura de Pinochet vive un momento dulce tras un año y medio de gira presentando su tercer trabajo, “La bala”, por el que opta a mejor álbum urbano del año. Es para ella, un reconocimiento que agradece, si bien lo considera algo “surrealista”, según relata en una entrevista con Efe.
“La nominación de un disco, entre comillas independiente y estar compitiendo con unos artistas que reciben un tremendo apoyo de las multinacionales es una ironía y eso también causa mucha satisfacción dentro de lo surrealista de la nominación”, admite.
Nacida y criada en Francia hasta los 14 años, la rapera rehuye de los siempre tentadores focos mediáticos y prefiere estar conectada a la realidad social y política que emerge en Chile, un país en el que, según opina, se está produciendo un “despertar general”.
“Chile tiene mucha plata. El problema es que la plata se va a un sector muy pequeño. Por eso hay un descontento general y es un país que se ha empobrecido”, apunta.
Un disgusto social que se plasma en su último trabajo, en el que realizó un video clip del tema “Shock” dedicado a los estudiantes que desde el pasado 2011 reclaman un educación pública gratuita y de calidad.
Pese a ello, Tijoux se desmarca de aquellos que la encasillan como una “rapera comprometida” y se define como una artista atenta a lo que sucede en su país.
“Fue un documental, fueron las protestas, fue observar a mi país, a mi hijo, a su colegio, observar la calle y de hecho ser sensible con lo que pasa a tu alrededor”, argumenta para explicar los motivos que la llevaron a escribir “Shock”.
Admiradora de Violeta Parra y seguidora incondicional de Public Enemy, Tijoux reivindica la riqueza tradicional de América Latina y admite que cada vez se fija más en las propuestas que nacen en su región.
“El hecho de haber nacido en el norte me ha dado entender lo bello que es el sur. Yo creo que cuando uno está lejos de su tierra, de sus raíces y de su cultura, uno lo aprecia muchísimo más. Aprecia sus colores, su historia y porque finalmente en ese mapa mundial siempre el sur ha mirado al norte. Y ahora miro el sur”, defiende.
Pero la pasión por escudriñar sus raíces no le ha privado dar el salto fuera de las fronteras chilenas, sino todo lo contrario.
En el último año, las rimas de Tijoux se han podido escuchar en México, Brasil, Argentina y hasta en Estados Unidos, en donde trabajó con el conocido productor Dr Dre y, según cuenta, pudo conectar con un público, el hispano, hambriento de rap español.
“Yo creo que lo que ha pasado con el público de Estados Unidos es que me ha tocado actuar junto muchos de los artistas que escuchaba durante mi infancia y me decían que no entendían lo que cantaba pero les gustaba, y yo respondía: te gusta porque tú eras mi escuela”, razona.
Pero los constantes viajes al “imperio del norte” no parecen haber cambiado su visión sobre lo qué significa crear música.
“No puedo hacer la música por interés de mercado. Yo creo que vivimos en un sistema de contradicciones, y no aceptar las contradicciones es no aceptar el tejido contradictorio en el cual uno vive y uno es”, reflexiona.
Es quizás por ello que entre sus prioridades de futuro no esté pasear con un vestido de gala por la alfombra roja de los Grammy Latino que se celebrarán el 15 de noviembre en Las Vegas.
De hecho, el próximo año se presenta casi más apasionante que el 2012, pues Tijoux dará a luz a su segundo hijo y, entre cambio de pañales y biberones, tiene previsto empezar a grabar su cuarto álbum.
“En noviembre termino la gira y pararé para tener el bebé y después empezaré a cocinar el nuevo disco. Será muy latinoamericano”, promete.
Fuente: EFE