El icónico empresario deja en su legado numerosas innovaciones que impulsaron a la Gran N hacia desconocidos territorios.
Satoru Iwata, presidente de Nintendo, falleció ayer a los 55 años, víctima de una obstrucción en el conducto biliar, según informó la compañía con sede en Kioto. Ejecutivo y programador, se convirtió en el 2002 en el cuarto presidente de la empresa (y en el primero ajeno a la familia fundadora), donde impulsó la creación de dos consolas que cambiarían por completo a la industria: el Wii, y el Nintendo Ds.
Ambas resultaron ser éxitos increíbles, la portátil Ds intentando sobrevivir al legado intrínseco de toda la familia GameBoy, y la Wii remontando vuelo luego de la cálida recepción del GameCube, opacado directamente por su rival de Sony, el PlayStation 2.
De acuerdo a The Huffington Post, Iwata ‘comenzó a trabajar en el estudio de desarrollo HAL, subsidiaria de Nintendo responsable de franquicias como Super Smash Bros. o Kirby, antes de unirse a la matriz en 2000. Dos años después Iwata tomaría las riendas de la empresa de manos del legendario Hiroshi Yamauchi (1927-2013), la figura que había transformado una empresa regional de naipes llamada Nintendo en un gigante del entretenimiento electrónico’.
Más allá de su visionaria manera de afrontar las riendas de la compañía, Iwata se convirtió en un rostro fácilmente reconocible para los seguidores de Nintendo, gracias a su empeño de aparecer públicamente en todas las conferencias donde se daba a conocer un nuevo producto.
Shigeru Miyamoto (creador de éxitos como ‘Sper Mario Bros.’) y Genyo Takeda serán los presidentes provisionales.
Paz a sus restos.