El mundo de la música es tan cambiante, que puedes estar en la cima un día, y al día siguiente puedes perderlo todo.
Despilfarro, mal manejo del dinero o managers ladrones fueron la culpa de que estos cinco artistas quedaran en bancarrota.
Aquí pueden ver el listado, publicado por Rolling Stone Argentina:
Cat Power. Tanto en el escenario como cuando baja de él, Chan Marshall tiene una manera errática de encarar las cosas. En 2007, a poco de publicado The Greatest, la cantante con poder felino emprendió la grabación de Sun, su noveno álbum, financiando ella misma el proyecto. Al poco tiempo, tuvo que cancelar una gira por problemas de salud, así que sus finanzas mermaron de manera estrepitosa. Marshall tuvo que hipotecar su casa y recurrir a su fondo jubilatorio para poder mantenerse. Después de varias idas y vueltas, Sun finalmente vio la luz en 2012.
Leonard Cohen. En 1996, el cantante canadiense confió el management de su carrera a Kelley Lynch, una amiga cercana a su familia. Con el pasar de los años, Cohen y su hija notaron que, desde que su representante había asumido el cargo, la fortuna del músico había desaparecido paulatinamente. Ocho años más tarde, Cohen demandó a Kelley por más de nueve millones de dólares y ganó el juicio, pero no contaba con que la demandada careciera de fondos para resarcirlo. En consecuencia, Cohen emprendió en 2008, a sus 74 años, su primera gira mundial en más de década y media, para compensar su debacle financiera.
Goo Goo Dolls. La banda de John Rzeznik se formó a fines de los 80, y se hizo conocida a principios de los 90 con su cuarto disco, A Boy Named Goo. Sin embargo, una claúsula leonina del contrato que habían firmado con su sello, no sólo no les dio regalías de ese material, sino que además les generó una deuda importante con Warner, la discográfica de la que esta disquera era subsidiaria. Para intentar calmar las aguas, Warner les ofreció firmar directamente con ellos para el álbum siguiente y le dio a la banda una buena cifra en concepto de anticipo, pero les retuvo sus regalías por casi una década, hasta que la deuda que habían contraído sin saber quedó finalmente paga.
Pete Doherty. El particular balance entre creatividad artística y derrape personal llevaron a la lona al líder de The Libertines y Babyshambles. Después de años de adicciones, internaciones y meses en la cárcel como moneda corriente de su cotidianeidad, Doherty se pasó el 2010 dando shows con su guitarra en bares londinenses para poder juntar la plata para el alquiler de su departamento. Al año siguiente, recibió una muy buena paga para el regreso efímero de The Libertines en los principales festivales ingleses. Pero, para no perder la costumbre, Doherty volvió a quedar en cero al poco tiempo y The Libertines tuvo que emprender una segunda reunión para que el cantante pudiera superar sus deudas.
Roky Erickson. En 1969, el líder de The 13th Floor Elevators enfrentó un juicio con una pena de diez años de prisión… por la posesión de un porro. Para evitar ir a la cárcel, Erickson se declaró inocente por razones de insanía mental, por lo que la justicia lo derivó a una institución psiquiátrica en la que sufrió terapia de electroshock. Una vez concedida su libertad, Roky se encontró con su cuenta bancaria en cero, y tuvo que volver sobre el material de archivo de su ex banda para poder juntar el dinero necesario para volver al ruedo.