Por Humberto González Bustillo / @bertgonzalezb
El último disco de Umbrella Bed comienza con un poderoso riff en la guitarra. No solo es distinguible por el sonido de la distorsión, sino porque, segundos después, entran en escena los sonidos característicos de la banda americana de ska, en donde la voz de su hombre estrella, Hellrocket.
“Rotate” es el nombre del nuevo álbum de la banda americana, cuyo disco empieza con el tema que da nombre a éste mismo, y es quizás uno de los más pasivos en cuanto a la propuesta en general de un álbum que le sigue a una enorme cantidad de críticas negativas de su anterior álbum. Ante la crítica por su casi nulidad de una crítica social o política, o la propuesta de temáticas interesantes o perspectivas diferentes, Umbrella Bed presenta un disco que sigue en la misma línea de su antecesor, y que no logra despegar en absoluto en ningún momento. No es sino hasta el tercer tema del álbum, “Dark Days”, en donde empieza a intuirse una necesidad por la inclusión de otros elementos que conmuevan un poco más desde un lado musical, al menos. El bajo hace una interesante influencia sobre el tema, pero nada más.
“Strange Conviction” es quizás el mejor tema del álbum, por cuestiones de musicalidad. Y en esto hay que hacer énfasis, pues las capacidades temáticas y de creativdad son escasas, en donde se toca una y otra vez los mismos temas que en temas y álbumes anteriores, por lo cual no hay una verdadera exploración musical por parte de la banda. Los vientos toman un protagonismo excepcional, y elevan la lectura del disco desde un simple álbum, a uno que por lo menos cuenta con un par de temas que valen la pena abrir la puerta de “Rotate” y conocer.
Acá, la voz, los vientos, el bajo y las melodías de cada uno de los instrumentos convierten el tema en lo más interesante de “Rotate”. El disco concluye con “Twenty seven”, tema que nuevamente pone al bajo como su elemento esencial para el ritmo musical. Evidente en el género del ska, pero que en una banda como ésta, es más que apreciado el proceso y trabajo de producción y masterización.
Es quizás una oportunidad de redención perdida.Y a pesar de terminar por lo grande, con una de las melodías con más carisma del disco, se siente como un disco de pasaje. Sin grandes intereses por permanecer.