Todo empezó por unos polémicos tuits que el cantante publicó en su cuenta.
Hace unas semanas, el cantautor Ricardo Arjona instó a sus seguidores en Twitter a elegir bien por quién votarían en las próximas elecciones del 6 de septiembre, en Guatemala. Los comentarios causaron polémica entre sus fans, que destacaron sin pudor que Arjona ni siquiera vive en ese país.
Por tal motivo, el artista decidió devolver la máxima condecoración que otorgan en el país a las personalidades de alto mérito, a través de una carta que publicó en su página oficial (vía El Nacional), argumentando que ‘Los hechos por los que pasa el país, ponen claramente en tela de juicio el honor de los que me impusieron dicha distinción’.
La puedes leer completa a continuación:
‘Por este medio hago del conocimiento público mi decisión irrevocable de poner en manos de las instancias pertinentes la condecoración y el símbolo que representa LA ORDEN DEL QUETZAL que se me otorgó por conducto de los máximos representantes del gobierno en su momento.
Los hechos por los que pasa el país, ponen claramente en tela de juicio el honor de los que me impusieron dicha distinción. Concluyo de manera terminante que nada en este momento que haya pasado por sus manos tiene valor alguno, ni legal, ni simbólico, ni sentimental.
Por otro lado, hay que decirlo, me basta con una sola mano guatemalteca que se alce para mencionar mi no merecimiento de este reconocimiento para que de manera inmediata se convierta en motivo suficiente y deje de ser para mí el símbolo que representa.
En días anteriores envié un mensaje en las redes sociales que muy pocos entendieron. La actividad solidaria del país por medio de las marchas que sin duda ha sido factor determinante en los cambios que se están dando, son la voz de todos en la búsqueda de un mejor lugar para vivir.
A días de las nuevas elecciones, mi mensaje pretendía despertar el aliento cívico con vistas no solo al presente si no en aras de hacernos responsables del futuro para no caer en los mismos vicios. Marchar en multitud es importante para derrocar la desgracia, pero estar en sintonía y ser consecuentes con la responsabilidad de no poner en el mismo lugar a personas con los mismos defectos, es vital.
Las reacciones en mi contra por dicho comentario las recibo con la paz de un guatemalteco acusado por décadas de haberme convertido en ciudadano de otros países, ignorando la necesidad inminente de buscar en otra parte lo que mi trabajo no encontró en Guatemala.
Con mi pasaporte intacto de guatemalteco, con mi repudio total a lo que está pasando, envío mi solicitud personal, si es que vale de algo, a que el presidente en funciones revise su papel en la historia y se dignifique poniéndose en manos de la justicia para limpiar o hacerse responsable de sus actos dejando el cargo de una vez por todas, por la simplísima razón de que DONDE NO HAY HONOR, HAY CAOS.
Ricardo Arjona.’