Desde mucho antes de su estreno, ya todos en Venezuela y parte del mundo estábamos hablando de ‘Libertador’, la película de Alberto Arvelo protagonizada por Edgar Ramírez que cuenta la vida de Simón Bolívar y cómo libertó cinco naciones suramericanas.
Hoy, ya a meses de su estreno, son muchos los análisis hechos al film. Desde su credibilidad histórica, su nivel actoral, su costosa producción o su merecida elección para representar a Venezuela en los Premios Oscar. Sin embargo, la mejor manera de inmiscuirnos en la película es a través de sus personajes principales.
Es por ello que en las oficinas de CochinoPop recibimos la visita de los actores venezolanos Erich Wildpret y y Alejandro Furth, quienes interpretan en la historia a Antonio José de Sucre y Rafael Urdaneta respectivamente, para así conversar y filosofar acerca de ‘Libertador’: su rodaje, concepto y legado.
– ¿Cómo se prepararon para desempeñar cada personaje? ¿Estaban familiarizados con la historia de cada uno de ellos? ¿Vieron clases? ¿Tuvieron alguna preparación especial?
Erich Wildpret: Nosotros tenemos una memoria colectiva de quién fue Simón Bolívar, Antonio José de Sucre o Rafael Urdaneta, así que el trabajo inicial partió de allí. Reencontrarnos en ese lugar común, de lo que nos enseñan en el colegio o la universidad, y tratar de revisar eso con otra óptica, ver que está escondido entre página y página que no hayamos percibido en ese momento, ya que la película está planteando una humanización de estos personajes. Luego profundizar en otras versiones escritas de nuestra historia, no sólo de autores locales sino también de otras personas que hayan escrito sobre Venezuela desde otras latitudes.
En mi caso investigué sobre la descendencia directa de Sucre y todo lo que está ahí, a través de ese acervo y tradición moral, esas anécdotas que sólo ellos conservan y que vienen con todo ese deseo de mantenerlas vivas. Luego también está todo lo referente a la usanza de la época, que implica cosas como aprender a montar caballo -que no es igual a como lo hacemos hoy día-, o el manejo de la espada, el porte a la hora del vestir y cómo eso describía un rango militar, cómo se comía o cómo eran las relaciones… por ahí se inició el trabajo.
Alejandro Furth: Sumado a lo que dice mi compañero, el trabajo fue en su mayoría humanizar lo que está escrito en una página. No nada más humanizarlo a una exactitud de Urdaneta en mi caso, sino también llevarlo a ser un personaje que entrara dentro de la historia que Alberto Arvelo quería contar. El reto fue crear un personaje que fuera lo más fiel posible al verdadero Rafael Urdaneta, pero a la vez empujando, ayudando a contar esta historia.
– Y apartando el lado histórico y lo que estaba escrito en el guión, como actores ¿tuvieron libertad de crear la personalidad de cada papel? Es decir, diseñar su manera de hablar y expresarse según los conocimientos que ya tenían.
AF: Sí. Beto es una persona muy abierta y también muy seguro en los 10 años de trabajo que ha invertido en este proyecto. Las primeras conversaciones que tuvimos de ‘Libertador’ fueron después de una fiesta, cuando vine a hacer mi primera investigación sobre Urdaneta. Salimos y como no podíamos parar a hablar en la calle, comenzamos a manejar y dar vueltas por Bello Monte desde las 3 de la mañana hasta que amaneciera, hablando y tratando de desarrollar el personaje. Eso fue lo que me empujó a investigar más. Se llegó a hablar mucho de un Urdaneta maracucho, qué era el idioma y cómo se hablaba en esa época, siempre en torno a este guión, complementando esta historia.
EW: Sí, la idea también era traer estos personajes al presente. Entendiendo que ya la época en su entorno define, el vestuario ya define, la manera en que está iluminada la película, las texturas y cómo suda ese material; todo eso define una época. Eso y tratar de no saturar ese concepto, por el contrario, alivianarlo para que la persona que asista a la sala pueda conectarse sin la prosopopeya, sin la distancia. A partir de allí comenzamos a elaborar un lenguaje y encontrar los puntos medios. En eso Beto fue muy abierto a todas las propuestas que vinieron de lo actoral. Al único que le dijeron que no fue a Trece que quiso rapear (Risas).
– Una de las discusiones que más comenta la gente después de ver ‘Libertador’ nace tras deliberar entre qué es verdad y qué no en el film. Es decir, cuánta ficción y cuanta historia hay. En su posición de intérpretes, ¿cómo ven el resultado final?
AF: Es una película basada en hechos y en un hombre que realmente existió, pero también es la fantasía y la creación de un grupo creativo liderado por Beto, ayudado por varios escritores antes de Timothy Sexton que al final le dio ese otro matiz desde un punto separado. Beto, al igual que nosotros, está muy metido en la olla. A Tim se la trajo para darle un punto de vista refrescante. Entonces, que si hay discrepancias con la historia que hay en las páginas, sí. Pero si unes todas esas páginas juntas ¿Con qué terminas? ¿Hablamos de lo que hay en una página o del espíritu de una era?
EW: Personalmente creo que lo más interesante es justamente el planteamiento que se ha gestado a raíz de la película. Que haya gente que dice que se apega a la historia y otros que no, es una motivación par a que nosotros revisitemos nuestro pasado y encontremos una respuesta dentro de nosotros mismos en base a con qué nos vinculamos y con qué no. En la película obviamente entendemos que plasmar la vida de Bolívar, siendo lo macro que fue, producir eso al formato de la longitud de una película es complejo, entonces hay que tomar ciertas decisiones. La pregunta es ¿cuál es la decisión qué más se acerca a la esencia? Si tú ves una batalla ¿realmente importa si era Pichincha, Boyacá o Carabobo? o ¿cómo y por qué se peleaba en esa época? Nosotros preferimos pensar que esas cosas son más importantes antes que poner que tal batalla sucedió en tal sitio. Ojo, esa es mi opinión, capaz Alberto te dice otra cosa. Él trabajó en esta película por 10 años de los cuales nosotros sólo entramos en la etapa final. Hay un gran trabajo, en términos de tiempo y esfuerzo, que la sustentan. Hay un aval a todo lo que sucede en la historia, no está puesto de manera fortuita. Hay decisiones, y cuando uno toma una decisión implica un riesgo y si no, no es una obra de arte. Si yo estoy haciendo esto por seguir una mecánica, entonces no es una película sino una clase de la UCV… Con mucho respeto.
– ¿Cómo ha sido la experiencia de hacer una película con esa temática histórica/social en medio de un país en el que la política es nuestro pan de cada día? ¿Qué tal ha sido para ustedes que no viven en Venezuela acercarse a esto y de alguna manera u otra estar en el medio de eso que vivimos?
AF: Yo comentaba que ambos vivimos en el exterior. Uno llega aquí habiendo leído y estando pendiente desde afuera, oyendo lo peor. Vienes con cierto cuidado pero también con un hambre de Patria increíble. Por la buena recepción que ha tenido la película lo único que hemos recibido es cariño, amor y bienvenida. De mi parte, vengo a ayudar a que este equipo de ‘Libertador’ siga subiendo, siga siendo parte nuestra, parte de un país. Yo no veo ‘Libertador’ como una herramienta política, no lo veo exhibido como un estudio político, sino como una pieza de arte.
EW: En mi opinión, yo siento que los ciclos se repiten y que el conflicto humano tiende a ser cíclico. Esta situación que está atravesando Venezuela ahora obedece a decisiones que hemos tomado en el pasado. ¿Hay un panorama político presente en Venezuela ahora? Sí. ¿La película está de alguna manera tratando de dirigirse o definir ese panorama político? Yo siento que no. La película se está dirigiendo efectivamente y afectivamente, en ambos sentidos, a recordarnos justamente cuál es nuestra esencia y a qué obedece nuestra idiosincracia. Cuáles son las cosas por las que hemos luchado y qué nos define como venezolanos, qué vinimos a hacer y qué tenemos que aportarle al resto del mundo. De allí el discurso de la película.
– En ese mismo orden de ideas, en muchas entrevistas Edgar, Alberto y demás personas relacionadas con ‘Libertador’ han dicho que planean que esta sea una película de reconciliación o al menos un lugar de encuentro para la dividida sociedad venezolana. Hoy, a algunos meses de su estreno, ¿creen que ese objetivo se haya logrado?
EW: Si me permiten, hablaré desde una ventana que entiendo es muy limitada y pequeña, ya que es mi experiencia personal. Nosotros tuvimos la oportunidad de asistir a varias salas y esperar la reacción de la gente al subir la luz, compartiendo con ellos, firmando autógrafos o intercambiando ideas… No hubo un sólo comentario que tuviera que ver con la política. Todos los comentarios iban referidos hacia el reencuentro, hacia aquellas cosas que nos unen y no las que nos diferencian. Claro, las que nos diferencian de alguna manera establecen la dinámica, pero no pueden ser el centro de la relación. Todos tenemos una visión de mundo, yo tengo la mía, pero lo que me interesa es ver cuál es la tuya, sin el conflicto, sino buscando que tu visión complemente la mía. Afortunadamente eso fue lo que recibimos en las salas. Entonces, para mi, la respuesta es sí.
AF: La propuesta de que este sea un proyecto que una a todo un país quizás sea algo ambicioso, pero que pueda poner algún granito de arena hacia eso, sí. Sobretodo a aquello de hacer notar que tenemos puntos de vista muy similares y nos unen las mismas raíces. A lo mejor fomentar un argumento más amistoso entre las partes.
– En el film hay muchos actores internacionales. ¿Qué tal fue compartir con ellos en medio del rodaje de una película sobre un héroe suramericano? No es algo común, menos aún cuando es una producción tan grande.
EW: Sonará cliché, pero la verdad es que la experiencia fue hermosa. Los que no conocían a Bolívar llegaron absolutamente impresionados por el trabajo que los tocó hacer para conocer lo que hizo. Fue todo muy enriquecedor a nivel de lo que ellos tenían que aportar sobre nuestra propia historia, porque para ellos la figura de Bolívar es otra.
AF: Responderé con una pequeña anécdota. La primera noche que llegó Iwan Rheon (quien interpreta a Daniel O’Leary) estábamos en Acarigua y Beto me pidió que le hiciera compañía, por la dificultad del idioma y porque él es un muchacho callado y cohibido. Esa misma noche hubo una fiesta de la producción y se armó un rumbón con música, locura y demás. Al cabo de un par de horas, Iwan no aparecía por ningún lado y salimos a buscarlo. Cuando lo encontramos, estaba bailando y tocando tambores con un grupo de gente de la zona, entregado y metido en la fiesta. Luego se me acercó y dijo durante toda la noche cosas como: “Ya entendí, ya entendí lo que es mi personaje. O’Leary llegó a Venezuela y vivió esto, Venezuela lo acogió y dijo ‘¿Contra quién?’… Ningún libro de historia se compara con la experiencia que he vivido hoy.” Eso resume todo.
– ¿Llegaron a ver ‘Bolívar el hombre de las dificultades’? ¿Qué tal les pareció?
EW: Yo personalmente no.
AF: Yo tampoco.
– Muy inteligente esa técnica de no ver ‘Bolívar el hombre de las dificultades’ antes de la gira de medios ¿No?
EW y AF: (Risas).
– ¿Cuál es su película venezolana favorita?
EW: A mi me gusto mucho ‘Pelo Malo’, me quito el sombrero, qué buen trabajo.
AF: ‘Hermano’.
– ¿Cómo ven la actualidad del cine venezolano?
AF: Mi participación en el cine venezolano ha sido limitada, sólo ‘La Hora Cero’ y ‘Libertador’. La verdad me siento algo culpable de haber llegado tan tarde cuando tantos de mis compañeros siguen trabajando y creciendo una ola. Estamos en un momento exquisito porque no hemos llegado a nuestra cumbre y sigue habiendo campo para el experimento. Todo está por hacerse y las personas están más instruidas, mucho más estudiadas.
EW: A mi lo que más me interesa del cine venezolano, una tradición que tiene más de 100 años, es que es un cine que se está reinventando constantemente, a diferencia del cine en otras latitudes donde por razones de mercadeo y consumo hay que surtir ese espacio con un contenido porque hay un interés creado. Pero ese interés de alguna manera determina cuál es la historia te voy a contar, desde dónde te la voy a contar y cómo son los pasos a seguir para hacerlo, que en alguna medida son en terreno conocido. En Venezuela afortunadamente no es así, no estamos en ese punto y eso permite que la libertad sea absoluta a la hora de correr el riesgo de que las historias que nos estamos contando nosotros a nosotros vayan por otro perfil.
– ¿En qué otros proyectos están trabajando actualmente?
EW: Trabajé en una película que debería salir en 2015. Es una producción que se gestó en los EEUU pero es una co producción con Grecia, se rodó allá. Una historia íntima, sólo cinco personajes. Espero en algún momento llegue a Venezuela.
AF: Yo tengo una película que rodamos en Colombia y debe estar lista para finales del año, se llama ‘Aguas Rojas’. Además estoy desarrollando un guión, la primera vez que escribo, con Diego Velazco y Carolina Páez que son los de ‘La Hora Cero’.
– ¿Qué música están escuchando recientemente que nos puedan recomendar?
EW: Me acaban de regalar el nuevo de Coldplay, eso es lo próximo que escucharé.