Ícono del cine de terror y cuya legendaria interpretación como el Conde Drácula lo convirtió en una figura de culto.
Aunque la mayoría de esta generación conoce al británico Christopher Lee por su papel como Saruman en la trilogía de “El Señor de los Anillos” y “El Hobbit”, se trata de un actor que deja en su legado más de 300 películas, y que puso sus servicios a la orden de cineastas como Tim Burton, George Lucas, Sir Lawrence Olivier, y John Huston.
Con rasgos afilados y una altura de 1,97 metros, se convirtió en el intérprete ideal para dar vida al clásico personaje de Bram Stoker, como demostró en “Drácula, príncipe de las tinieblas” (1965), “Drácula vuelve de la tumba” (1968), “El poder de la sangre de Drácula” (1969), “Las cicatrices de Drácula” y “El conde Drácula”, ambas en 1971, “Drácula”, 1972, “Los ritos satánicos de Drácula” y “Drácula está muerto” (1973).
La última película en la que hizo acto de presencia (hasta ahora, pues posee un filme en postproducción) fue “El Hobbit: la Batalla de los Cinco Ejércitos”, donde dio vida al hechicero Saruman, un personaje que siempre quiso interpretar, pues fue amigo de J.R.R. Tolkien.
El las precuelas de Star Wars personificó al Conde Dooku, y tuvo un pequeño papel en “Hugo”, de Martin Scorsese.
La noticia se dio a conocer hoy a pesar que su fallecimiento se produjo el domingo a causa de problemas respiratorios, en el Chelsea and Westminster Hospital de Londres.
Paz a sus restos.
