Cine 

Jonathan Jakubowicz: “Maduro mata gente y sale bailando con su esposa en cadena nacional”

El periodista Carlos Flores entrevistó para el Huffington Post al director venezolano Jonathan Jakubowicz, conocido por realizar la película ‘Secuestro Express’, con motivo de la situación que se viene presentando en el país desde hace algunos días.

Aquí pueden leerla en su totalidad, extraída de la web del Huffington Post:

En el año 2005 se estrenó la película venezolana “Secuestro Express”. Fue como una bomba de plasma que arrasó no solo con la taquilla sino con la conciencia de una nación. El filme, distribuido por Miramax, daba en la médula de los problemas que han convertido a Venezuela en el animal enjaulado que es en estos momentos; una fiera herida que lucha por su supervivencia. Corrupción, drama, violencia, avaricia, desfachatez, peligro, amor, sexo, morbo, ¿redención? Y realidad, mucha realidad cruda y desnuda, fueron los ingredientes de esta ópera prima.

Su joven director, Jonathan Jakubowicz, recibió -lógicamente- la atención y reconocimiento de todos los medios nacionales e internacionales… excepto de aquellos adeptos al Gobierno. El entonces presidente Hugo Chávez despotricó el contenido de la película y a su director quien, por ser de origen judío, le consideró enemigo de la patria. Inmediatamente el chavismo armó su frente contra el cineasta y su obra, al punto que -durante una noche turbulenta- se vio obligado a salir del país donde nació, creció y se formó… para marcharse a Hollywood. Hoy, muchos años después -pero no frente al pelotón de fusilamiento, Jonathan Jakubowicz prepara su nueva cinta desde Panamá, una película sobre el legendario boxeador Roberto Mano de Piedra Durán, con un elenco que incluye al venezolano Edgar Ramírez, Robert De Niro y Rubén Blades (quien también participó en “Secuestro Express”) y que no es de los personajes más apreciados por el presidente venezolano Nicolás Maduro. Desde un casi exilio, Jonathan Jakubowicz se reencuentra con su Venezuela.

Hace varios años que te fuiste de Venezuela. Y me consta que esta decisión no fue algo que desearas sino que, en ese momento, la cosa se estaba poniendo peligrosa para tu persona. “Secuestro Express” había marcado un hito y ciertos “personajes” -y personeros- del entonces gobierno chavista se ensañaron contra ti, contra la comunidad hebrea, en lo que creó un vórtice violento, de odio… que, lamentablemente, no se ha extinguido. Vamos a recordar un poco los motivos de tu salida del país, porque muchos dirán que no estás en Venezuela por ser un oligarca que no siente nada por su nación…

“Fue bastante duro. “Secuestro Express” fue muy bien recibida por el público de todas las clases sociales y eso al gobierno no le gustó. Me abrieron dos juicios en los que pedían hasta 10 años de cárcel para mí, comenzaron una persecución de la película en espacios internacionales, y una campaña por los medios del estado en la que me acusaban de ser parte de una conspiración de judíos que querían tumbar a Chávez. Decían que el éxito de “Secuestro Express” se debía a que tanto yo como Harvey Weinstein (el distribuidor en EEUU) éramos judíos, y que como judíos estábamos en contra de la revolución. Una mañana de un seis de enero el difunto Chávez habló en la Asamblea y celebró a la difunta Lina Ron por haberme atacado en La Hojilla, y al difunto Pistolero de Llaguno por haberme demandado, dijo que no entendía por qué alguien que había hecho una película que ofendía a las fuerzas armadas seguía en libertad, y pensé que era hora de irme del país. A ellos les molestó mucho que en la película salía un soldado gay. Es un gobierno profundamente homofóbico”.

¿Cómo percibiste el momento -largo y misterioso- de la muerte de Chávez: que se va extinguiendo paulatinamente. De pronto, cual b-movie, nadie sabe la verdad sobre si estaba vivo o muerto, y un día anuncian que se murió… pero no lo muestran y ahí ya comenzó a ponerse extraño el panorama. ¿Imaginaste ese final para Chávez?

“Todo fue irregular. Hoy entendemos que Chávez sabía que iba a morir cuando ganó las últimas elecciones. Esa es probablemente la mayor irresponsabilidad de su vida. La segunda es, bajo alta medicación y en manos de cubanos, haber designado a Maduro, un tipo tan mediocre, como su heredero. Nunca pensé en ese final para Chávez. Es profundamente anti climático y eliminó la posibilidad de que se haga una buena película sobre él. Murió en el exilio, debido a errores y limitaciones de la anacrónica medicina cubana, fue muy triste y muy poco heroico. Ni siquiera tuvo un momento de arrepentimiento. Hubiese sido bonito que antes de morir pidiese unión para el país. Incluso sin renunciar a sus principios, pedir unión entre hermanos hubiese dignificado su enfermedad. Pero llamó a la división hasta el último día y eso no se lo perdonará la historia”

De alguna manera “Secuestro Express” fue una muestra, un ejemplo de cómo se puede trabajar con respeto entre todos los bandos; ahí hubo colaboración de seguidores del Gobierno y opositores, incluso en el rodaje en partes de Caracas donde ambos bandos no podían ni verse en pintura. Es decir, se retornó o recordó lo que hermana a los venezolanos, más allá de sus diferencias políticas. Hoy… repetir algo así parece imposible; han permitido que la brecha que nos separa crezca… ¿qué opinas al respecto?

“Creo que estamos a punto de llegar al clímax de la división, después de lo cual volveremos a unirnos. Maduro no tiene liderazgo. Aquellos que están con él lo están por fidelidad a Chávez. Pero eso caduca con el tiempo, que pasa rápido. Hace más de un año que murió Chávez y no hay chavista que no se pregunte por qué Chávez pensó que Maduro serviría para algo. Maduro es la cura para esa dura enfermedad social que fue el chavismo. Ya son muchos los chavistas que recordaron que son ante todo venezolanos y que no tienen por qué apoyar a un gobierno que destruye todo a su paso y persigue a la mitad del país”.

¿Cómo has visto, desde otras fronteras, el desenvolvimiento del país desde que te marchaste?

“Con tristeza. Cuando me fui era un país muy violento, pero era el país más pacífico del mundo si lo comparas a la Venezuela de hoy. Tampoco viví la Venezuela del desabastecimiento y me da escalofríos cuando veo las humillaciones a las que es sometida la población a diario. Creo que ya tocamos fondo y habrá tiempos mejores. La situación actual es insostenible y no hay que ser un genio para saber que Maduro no está capacitado para sacarnos del hueco histórico en el que nos metimos”.

Eres periodista, ¿alguna vez imaginaste que en tu país estuvieran a punto de desaparecer -incluso ya desaparecieron- muchos periódicos importantes a causa de que el Gobierno no les liquida los dólares para comprar papel?, ¿o que CNN estuviera a punto de desaparecer de las pantallas de TV?

“Lo supe desde que la persecución de sus medios me sacó del país. La revolución nunca ha sido democrática. Fue popular y por eso ganó algunas elecciones sin trampa, pero nunca fue democrática y no había que saber mucho de historia para entender que los medios de comunicación independientes desaparecerían bajo su mandato. Lo sorpresivo en realidad fue todo lo que duraron”.

¿Qué extrañas de la Venezuela de antes, en la que creciste y te formaste?

“Siempre fui muy crítico con Venezuela. La división social y nuestras graves carencias educativas siempre me parecieron bombas de tiempo. Todo lo que nos pasó nos lo merecemos como nación. La generación de nuestros padres y abuelos destruyó al país. Chávez lo que hizo fue aprovecharse del desastre para enriquecerse, pero las condiciones estaban dadas para que la revolución saqueara al país. Habrá que trabajar mucho para sacar a Venezuela de su agonía y curar a la población del odio al prójimo que le corroe las venas”.

Imagino que bien sea en USA o en Panamá sobran las preguntas sobre Venezuela. ¿Cómo ves la preocupación en Panamá por lo que ocurre en estos días?

“En USA a nadie le importó hasta esta semana. En 10 días Maduro destruyó los 15 años de esfuerzo comunicacional que la revolución invirtió para que Chávez fuese visto como un líder cool y alternativo. Maduro ya es visto como genocida y de esa nube negra nunca podrá salir. En Panamá hay muchos venezolanos, muy activos y preocupados. A los panameños nuestra situación les recuerda la época de Noriega. No es secreto para nadie que Colombia y Panamá se han beneficiado mucho de nuestro desastre. Decenas de miles de profesionales venezolanos emigrando han impactado positivamente las economías de nuestros países hermanos. Pero en Panamá se siente mucha solidaridad con nuestro sufrimiento”.

¿Qué le dirías a Nicolás Maduro si estuviera frente a ti?

“Cuando Chávez mataba gente, salía con un crucifijo y llamaba al diálogo. Maduro mata gente y sale bailando con su esposa en cadena nacional. A Maduro le diría que agarre sus millones y se vaya. No es su culpa que los Castro hayan convencido a Chávez de que él era el tipo. Pero la represión, las torturas y asesinatos de estudiantes sí son su culpa, y aunque siga bailando, son delitos de esa humanidad que lo perseguirán por siempre”.

¿Si hicieras una película sobre Venezuela, ¿cómo la titularías?

“El Capital. Todo se reduce a eso. Hay demasiado billete y nadie puede pensar con tanto billete alrededor”.

¿Qué esperas de los venezolanos en estos momentos, en el futuro?

“Espero que refundemos un país mucho más noble que el que teníamos antes de Chávez. Hay que aprender de los errores. Nuestro problema fue cultural. Hay que invertir en educación para todos. Nuestra clase alta tradicional es tan inculta como nuestros pobres. Creo que la misión de los artistas e intelectuales es obligar a los próximos gobiernos a invertir en cultura y educación. Bolívar decía que un pueblo ignorante es instrumento de su propia destrucción. En nuestro caso no fue solo el pueblo. Fuimos todos los que permitimos que la ignorancia nos destruya. Y todo esfuerzo futuro debe comenzar por la educación, para que se admire al que sabe y no al que tiene. Para que el bien común sea la prioridad y las soluciones sean a largo plazo”.