Dieciséis exitosos años de carrera en un país como el nuestro es algo verdaderamente difícil de lograr, y esto hablando de rock se vuelve aún mas inverosímil. Los Mentas ya son toda una institución en el rock local y un ejemplo a seguir en actitud.
Con ‘Dios, el diablo y el dinero’ se puede decir que Juan, Lucas, Carlos, El Chicha y ahora Droopy, su nueva adición, han depurado su sonido y de qué manera. La propia banda se encargó de la producción del disco, con Ricardo Martínez (Famasloop, Wahala) como ingeniero de grabación. Rafael Cadavieco, usual colaborador del grupo, mezcló el álbum que fue posteriormente masterizado por Germán Landaeta.
Por Alejandro Fernandes / @fernandesriera
Julián Patenelsuelo, un personaje digno de película de Scorsese por aquello del ascenso y debacle por culpa del dinero, es el protagonista de la segunda opera rock de nuestra discografía nacional. Es un tú, es un yo, es un tío tuyo. Es fácil de identificarse con su situación.
Su historia comienza con un intro que da paso a “Soy pobre”, una apertura ideal para el disco en clave de country y rockabilly, en la que Julián se presenta ante Dios buscando ayuda, ya que se encuentra en un aprieto monetario. El tema tiene ciertos elementos gospel que terminan acrecentándose hacia los últimos segundos en los que imitan a un coro de iglesia.
El disco continua con “Dios”, un track que me recordó a “Chevrolet 58”, mostrando una faceta mas punk musicalmente. “La fórmula” y “Los inversionistas” guardan relación entre si, porque muestran la razón por la que Julián llegó a tal situación. Ambas hacen una crónica de todo lo que hizo para conseguir dinero. Adecuadamente, “El Dinero”, primer sencillo promocional del disco que relata la forma en que el dinero nos transforma (cuando lo tenemos). Es uno de los temas más catchy del disco y apuesto lo que sea que la tarareaste y lo seguirás haciendo cada vez que la escuches.
“Fiestas paganas” es el retrato de lo que hacemos cuando estamos bajo los efectos del alcohol y las juergas interminables. Tras escuchar el coro, sentirán un puente a “Alegría” (del disco ‘UELM’, de 2010). “Patenelsuelo” y “Miedo” serán apreciadas por el público en las ollas. Ese “Miedo” es culpa de la representación del diablo que tienen: una mujer. En la siguiente canción, “El Diablo”, se ahondan mas a describir a Lucifer. ‘Dios, el diablo y el dinero’ termina con “Tío Conejo”, una pieza que retoma el sonido punk de temas como “Sopa, seco y jugo”.
Luego de experimentar con géneros que van desde la cumbia al bluegrass, Los Mentas encontraron un sitio de confort entre el ‘punkabilly’ que los hizo conocidos y los sonidos country. La banda suena mejor ensamblada que nunca. Lo que más me llama la atención es el sonido de las guitarras. Tienen un brillo particular y dejan solos muy buenos (“Dios”, “El Dinero”) así como riffs con la personalidad de Los Mentas plasmada en ellos (“Soy pobre”, “El Diablo”). El trabajo de este disco en las letras mantiene la jerga que conocemos de Los Mentas desde sus primeros discos, pero al ser una ópera rock, tienen una estructura un tanto diferentes. Los interludios traen consigo risas garantizadas. Lo que siempre ha destacado de la banda en este departamento, es la facilidad que tienen de que sus oyentes se identifiquen con lo que cantan y en este disco, no fallan.
Por lo bien trabajado, no me parece arriesgado decir que este disco es el mejor de la carrera de Los Mentas hasta el momento. El concepto está increíble y no tiene elementos innecesarios. Todo está orquestado en pro de la inmediatez y eso se agradece en una época donde es más importante la grandilocuencia sonora que las buenas canciones.
Si quieren escucharlo, les recomiendo que estén este sábado 20 de Septiembre en Discovery Bar de El Rosal. También tendrán un stand de mercancía donde podrás adquirir el disco y demás memorabilia de la banda. El día antes estarán en Maracaibo, así que si eres de allá, te recomiendo que te llegues.
