Por Alejandro Fernandes Riera // @fernandesriera
Nueva semana, nuevos discos, nuevas películas y nuevas drogas. Seguimos en nuestra cruzada por mejorar sus días a punta de buenas expresiones culturales que los lleven a escapar de este infierno kafkiano y orwelliano que llamamos Venezuela, o simplemente mejore para quienes nos leen desde afuera.
Un gran drama sobre una amistad improbable, una de las mejores conversaciones de la historia del cine y una película rarita componen la terna de recomendaciones cinéfilas de esta semana. Tres grandes filmes, todos, curiosamente, distribuidos por la misma casa: A24.
Les acompañan tres de los mejores álbumes del año: El esperado debut de Tom Misch, lo nuevo del gran Fantastic Negrito y el mejor disco hasta ahora de Deafheaven, la mejor banda de metal de los últimos cinco años.
Pasen, sírvanse, disfruten, que ahora quedan cosas buenas por ver y escuchar.
PELÍCULAS
1. Lean On Pete (2018, dir. Andrew Haigh, Estados Unidos)
Tras grandes obras como Weekend o 45 Years, queda claro que Andrew Haigh es un director especial con una sensibilidad que, esperemos que más pronto que tarde, lo lleve al olimpo del cine y le dé el reconocimiento que verdaderamente se merece. En Lean On Pete, Haigh cuenta la historia de Charley, un adolescente abandonado por su madre y que vive con un padre fracasado que, saliéndose de cualquier cliché, en verdad lo quiere e intenta darle lo que puede. La vida termina cruzando a Charley con Lean On Pete, un caballo de carreras con el que desarrolla un nexo especial. Tras un terrible incidente que sacude su vida, y tras enterarse que Pete será sacrificado porque ya no es útil para su dueño, Charley escapa con el caballo en busca.
Un drama neowestern sobre la soledad, sobre la búsqueda de un sitio al que llamar casa. Sobre huir, sobre resiliencia y sobre la forma en que lidiamos con las cosas que nos pasan. Pero, en especial, Lean On Pete es una película que nos recuerda que la vida tiene compases muy duros, y que es muy fácil perdernos cuando todo en nuestro entorno falla.
2. The End of the Tour (2015, dir. James Ponsoldt, Estados Unidos)
Empezaré diciendo que es ridículo que Jason Segel no haya sido nominado al Oscar por su maravillosa interpretación de un personaje tan fascinante como enigmático como lo era David Foster Wallace. Uno de los escritores favoritos de una generación que vive de la angustia y el nihilismo de la misma forma que del agua, se sienta a hablar con David Lipsky, un periodista y escritor que compitió en ventas literarias con Foster Wallace, sobre la vida del artista, el ego, la fama, las relaciones y cualquier inquietud surgida a partir de Infinite Jest, la obra maestra de David Foster Wallace.
En The End of the Tour, tenemos el privilegio de disfrutar de una de las conversaciones más maravillosas jamás plasmadas en el cine y que, en la vida real, derivó en un gran perfil de Rolling Stone sobre el autor. En la cinta, apreciamos cómo dos mentes comparan, pelean y discuten en distintos niveles, con naturalidad y, sobre todo, sentimiento. Una película chica superada por el tamaño de su genialidad y corazón. Quiéranse, véanla, y lean Infinite Jest.
3. How To Talk To Girls At Parties (2018, dir. John Cameron Mitchell, Inglaterra)
Esta película no es una genialidad, pero es un romance adolescente tan divertido y raro (más raro que otra cosa) que paraleliza sobre cuando encontramos a alguien que parece ser tan increíble que es de otro mundo. Entramada en la Inglaterra de finales de los setenta, en pleno auge del Punk, este filme nos muestra a Enn, un chico tímido y con un hogar disfuncional que, en una fiesta, se encuentra con Zan, una chica que rápidamente capta su atención. Una cosa lleva a la otra y termina en casa de Zan con algunos de sus amigos, y descubre que es parte de una raza alienígena que está de paso por la tierra. El romance entre Enn y Zan parece inevitable y esto supone un gran problema para ella, quien se planta ante el líder de su grupo para irse con Enn y descubrir algo humano que captó su atención: El Punk.
How To Talk To Girls At Parties es muchas cosas al mismo tiempo: de a ratos es desagradable, y luego es adorable. También es graciosa y triste al mismo tiempo, y se complementa con un juego erótico peculiar y un juego de imágenes psicodélicas. Lo principal es que tiene un buen corazón y es lo suficientemente simpática para que la disfrutemos. El diseño de producción es genial, jugando con los contrastes entre colores fríos y vívidos, que se enfoca en crear su propio lenguaje y forma de contar las cosas en vez de repetir el estilo de la novela gráfica de Neil Gaiman del mismo nombre en la que se basa.
DISCOS:
1. Tom Misch – Geography (2018, Inglaterra)
Tras años trabajando en el hip hop, Tom Misch finalmente se decidió a mostrar su música en solitario. El resultado es una amalgama de funk, blues, disco music, soul y mucho más, tocado con destreza y feeling al mismo tiempo, que te acaricia el alma a través de tus oídos. Geography es de esos discos que te augura que un artista va a ser grande, y además nos muestra que Misch tiene la versatilidad y el talento necesario para seguirse reinventando con cada disco, y seguir haciendo cosas geniales por muchos años. En repeat desde que lo escuché por primera vez.
2. Deafheaven – Ordinary Corrupt Human Love (2018, Estados Unidos)
La música de Deafheaven es emotiva. Sienten cada palabra de lo que gritan, cada acorde que tocan y cada sonido que hacen. A veces son poéticos (en este disco hasta refieren a Cortázar), a veces no dicen ni una palabra y terminan transmitiéndote más que nunca. Lo cierto es que Ordinary Corrupt Human Love es un disco que pudiera considerarse la quintaesencia de esta banda, pues conjuga sus emociones con la excelente y de a ratos caótica instrumentación de sus temas, cargadas de progresiones, cambios y un ritmo perfecto para contar su historia.
3. Fantastic Negrito – Please Don’t Be Dead (2018, Estados Unidos)
Sentido del humor, sabiduría, pasión y crítica social se encuentran en uno de los discos que más me ha sorprendido este año. Fantastic Negrito, un pequeño pero gran artista de Oakland, entrega un álbum donde se muestra orgulloso de su herencia, por lo que mezcla el blues más ácido del delta, con funk, hip hop, soul y rock and roll, borrando las líneas divisorias entre todos estos géneros y, sobre todo, con una entrega magnífica en cada una de las canciones que conforman este álbum.