Se torna cansino escribir que tuvimos un año difícil. Esta vez, la crisis fue más palpable que nunca. La sentimos en las tripas, en el corazón, en las listas de contactos, en los grupos de WhatsApp con cada vez menos +58. La sentimos en los ojos, hechos mar, diciéndole adiós a los nuestros o preocupándonos por lo precario de todo. Decir que la música sigue siendo una buena noticia en Venezuela es una expresión tan cierta como inútil. Tener buenos discos no pone comida en la mesa de nadie, pero somos creyentes de la máxima de que al menos la cultura es un escape que nos emburbuja y saca de la realidad por un corto instante.
La selección de los mejores discos de este año según nuestro staff es una nutrida ristra de argumentos en pro de la música venezolana. Un bastión que intenta mantener la nada a flote, pero que sirve para dejar fluir la creatividad, las ansiedades y las cualidades musicales de unos titanes que siguen luchando contra todo para ser felices haciendo lo que los llena. Nos consta que la gran mayoría de estos discos no responden a un interés económico. De hecho, en otro contexto, me gustaría creer que estos artistas harían lo propio. Sin embargo, nos llena saber que, desde sus trincheras, hay un montón de gente creando, así sea a distancia, enviándose maquetas, porque siguen teniendo cosas qué decir. Sigue habiendo música dentro de ellos y la música siempre es esperanza. Ni músicos del Titanic, ni Quijotes luchando contra los molinos, aunque ambos coincidan en su heroicidad. Los músicos venezolanos son otro tipo de héroes y que sirvan estas palabras para felicitarlos y valorarlos por su más que plausible labor.
A continuación, les presentamos nuestra lista de los 25 mejores discos y EP venezolanos de 2018 según nuestro staff, con una serie de menciones especiales a producciones que, a nuestro parecer, merecían ser nombradas:
25. Eduardo Navarro – Better Days
Tras su paso por bandas como Lebronch, con la que editó su álbum final (al menos hasta la fecha), Eduardo Navarro convirtió todo lo que ha ocurrido en su vida en estos años en un disco sincero, concreto y completamente desprendido de sus otros trabajos musicales. Con Better Days, el guitarrista y ocasional cantante de la divertida banda capitalina Lebronch explora sonidos más cercanos al rock clásico donde se fía de la guitarra eléctrica como perfecto acompañante sonoro a sus temas.
24. Lafleur – Interestelar
Con ecos a Mumford & Sons y Of Monsters and Men, Lafleur se abrió paso en una escena en la que se cansó de tocar en cuanta tarima era posible. Interestelar es un testimonio del buen trabajo que hace el grupo en vivo y el carisma y buen ánimo que irradian con sus canciones. Un debut divertido que garantiza un boost a tu ánimo casi automáticamente.
23. Pepperland – Pepperland
Hana Kobayashi (voz), Yonathan Gavidia (percusión), el fallecido Gustavo Márquez (bajo) y José “Tipo” Nuñez (batería) se unieron para homenajear a The Beatles y el resultado es más que encantador. Un tributo a The Beatles y, al mismo tiempo, a la música venezolana, pues reversiona temas clásicos de la discografía del cuarteto de Liverpool a ritmo de música venezolana, aportando versiones como I Wanna Hold Your Hand en Jota Carupanera, Penny Lane en Merengue Venezolano y Strawberry Fields Forever a ritmo de Gaita de Tambora, entre otras, que suman un aporte invaluable al imaginario beatlero y de la música venezolana.
22. Jackpot – Ideas
Tres canciones repletas de electrónica y sensualidad componen Ideas, el EP con el que Rodolfo Porras aka Jackpot emprende su carrera musical y que bien merece una escuchada. Si bien es un EP bastante corto, da muestra de lo que Jackpot puede hacer en un futuro. Ideas es la banda sonora perfecta para musicalizar los encuentros amorosos en la pista de baile.
21. Insinapis – Por El Zaguán
La lista de este año incluye muchos álbumes que refrendan a la música tradicional latina desde el frente alternativo, pero uno de los más puros y honestos debe ser Por El Zaguán, el debut de una joven agrupación caraqueña que le adiciona sonidos del indie rock, el pop y el funk. Un disco pequeño pero con un gran corazón y voces bellísimas y bien combinadas, que augura que Insinapis nos seguirá entregando buena música.
20. Zombies No – Divided We Fall
En su segundo disco de Larga Duración, Zombies No se pasa al inglés pero mantiene su fórmula de siempre: Punk con toques de Hardcore y una temática contestataria y de crítica en sus temas, buscando retarnos y cuestionarnos el mundo purulento en el que vivimos.
19. Rafael Rico – The Hunt
Seis años después de su EP debut, Rafael Rico edita The Hunt, su primer larga duración, en el que nos presenta 11 canciones, algunas en inglés y otras en español, que oscilan entre la nostalgia y el optimismo. Resulta interesante el aura que es capaz generar el cantautor con una combinación de guitarra, voz y armónica, coqueteando como siempre con sonoridades sureñas y folk.
18. Claudia Prieto – Compositores
A finales de mayo y desde Miami, Claudia Prieto nos presentó Compositores, un disco con versiones rearregladas y regrabadas de canciones de su LP debut que le valió dos nominaciones al Grammy Latino y la puso en la órbita de las cantautoras jóvenes latinoamericanas. En Compositores, Prieto se da un paseo por varias emociones que van desde el amor hasta el hecho de crecer sin ninguna pista en el camino.
17. Lolita de Sola – Cattleya
6 canciones componen Cattleya, un viaje a través de la poesía encantadora entregada por Luisa Torrealba aka Lolita de Sola en forma de canciones. El disco, una combinación de pop con tenues sonidos electrónicos, se ampara en la voz de Lolita para destacar y termina dejando al oyente con ganas de más.
16. Caminant – Canciones Decididas Para Futuros Inciertos
Canciones Decididas Para Futuros Inciertos es el primer larga duración de la banda de indie rock/folk barquisimetana Caminant, un disco de once canciones que son el mejor acompañante para un árido viaje por carretera y que bien podría considerarse como el comienzo de una nueva ola de rock crepuscular, con el lunar de que están disgregados por el mundo.
15. Miguel Siso – Identidad
La música tradicional venezolana está viviendo una etapa creativa emocionante y eso se palpa en la calidad de sus discos y la recepción que estos están teniendo de parte de la crítica y la Academia. Identidad de Miguel Siso es una de las piezas más importantes del movimiento gracias a los rasgueos de su cuatro triple y la cantidad de colores y sentimientos que saca con sus acordes. Un álbum que revitaliza la música tradicional venezolana
14. Andrea Lacoste – En La Boca Del
Desde México, nos llega la liberación definitiva de Andrea Lacoste. En La Boca Del parece darnos un paseo por la psiquis humana: pasa de la sumisión al odio, de jarse llevar a tomar las riendas del asunto. Es decir, explora esos matices, muchas veces contradictorios, que todos tenemos. (Sí, en este disco Andrea también canta en cuatro idiomas).
13. Nombres Ocultos – 7 Canciones En Mí
Dejando su identidad a un lado, Nombres Ocultos plasmó sus influencias de Sufjan Stevens, The Beach Boys y Gustavo Cerati en 7 Canciones En Mí, un disco de los más singulares de este año. Además, este proyecto musical está acompañado por una serie de videos que completan la imagen misteriosa y enigmática de la banda, que sorprende con un debut maduro que, musicalmente, no se opaca en ningún momento por toda la historia que plantea contar el grupo alrededor de sí mismo.
12. Juan Olmedillo – Ningún Lugar
El integrante de Los Mentas y La Pequeña Revancha, Juan Olmedillo, hizo su debut en solitario con Ningún Lugar, un álbum que se mueve entre sonoridades del rockabilly y el blues, con letras que se mueven en terrenos de lo romántico, fusionando así las dos caras musicales del músico venezolano. 8 canciones, cortas pero precisas, nos transportan a un bar el cual hace de la convivencia con el despecho una experiencia más grata.
11. Tripland – Efecto Camaleón
El segundo larga duración de Tripland encuentra a los portocruzanos en una nueva etapa de su carrera, donde dejan el blues cabaretero, tradicional y desfachatado de sus inicios por un sonido más pop con matices funk que exprime completamente las cualidades de Alfieri Hernández, su gran frontman, así como la de sus instrumentistas. Un disco pulcramente trabajado que ubica a la banda en una nueva posición mucho más privilegiada de su carrera.
10. Boston Rex – El Baúl de los Sentimientos Enteipados
El segundo esfuerzo en solitario del líder de Tomates Fritos lleva por nombre El Baúl de los Sentimientos Enteipados. Siete canciones que son el acompañante perfecto para esas madrugadas donde la ansiedad y la melancolía nos poseen. Este nuevo álbum luce como una continuación de Crímenes de Guerra, su primer disco; sin embargo, encuentra al músico en una etapa más madura y con un objetivo claro para su proyecto solista, y cada vez más dispuesto a cantar sobre cosas más personales.
9. Sisah – Uno
Alberto Stangarone (Todosantos, Sunsplash) es la mente detras del colectivo Sisah, un grupo de venezolanos fuera de nuestras fronteras que este año nos entregaron Uno, un disco compuesto por 10 temas electrónicos y movidos, pero que a la vez tienen una temática suave e, incluso, romántica. Además todo el proyecto está acompañado por unas visuales bastante chéveres que transmiten el feeling de cada tema y nos muestra, como enuncian en su portada, las gemas escondidas del exilio venezolano.
8. Zeta – Magia Infinita
Los tours sin fin de Zeta por el mundo los ha vuelto una banda que se nutre de la universalidad para llegar a la raíz de los sentimientos. En Magia Infinita, Juan Chi y los suyos vuelven a desplegar su versatilidad y su pasión por pasar de lo extremo a lo ambiental, denotando el enorme progreso del grupo desde el lejano Haedo de 2010. La magia infinita de Zeta parece ser la de conseguir belleza y feeling en el caos y adentrarnos con sus letras en lo más profundo de las ansiedades que conlleva el hecho de ser humano.
7. Sibilino – La Gira
Sibilino reinvidica las líricas ingeniosas del hip hop nacional en La Gira, el álbum que recoge un tour que lo llevó por varios países y las colaboraciones que hizo en dichos lugares. La Gira es un disco que recoge el sonido del país en que se ubica, es así como en Panamá y Miami podemos encontrar música para bailar en la disco, mientras que en Argentina encontramos un monólogo de puras palabras sureñas.
6. Bacalao Men – Sangre
Luego de un proceso de reagrupación, Bacalao Men finalmente encontró estabilidad en la ciudad de Miami. Más de 20 años después, Pablo Estacio sigue siendo capaz de ser el todo de un proyecto que sigue valiéndose de su registro (muy rock para la salsa y muy salsero para el rock) para crear una serie de canciones donde el rock y la música latina no solo conviven en el mismo ecosistema, sino que parecieran haber estado juntos desde el inicio de los tiempos e imaginarse el uno sin el otro es una locura.
5. Cheo y Ulises – ¿Dónde?
¿Dónde? es un disco de descubrimientos para las dos partes involucradas. Para Cheo (José Luis Pardo, ex Amigos Invisibles, actual Los Crema Paraíso y Loco Beach), es un disco donde se descubre como cantautor y que puede sentirse cómodo haciendo música que no necesariamente sea hecha para bailar, mientras que para Ulises Hadjis, quien ya se descubrió como cantautor algunos años atrás, fue una forma de encontrar nuevas formas de hacernos sentir algo con sus letras y una forma de hacer crecer su carrera de otra forma más que sus grandes discos en solitario. Un disco de pop acústico con mucha poesía dispuesto a tocar tu fibra.
4. Akapellah – Como Nunca
2018 fue un gran año para Akapellah. Además de su colaboración con DJ Khaled y Fat Joe en Los Gordos, el maracayero lanzó Como Nunca, un álbum que lo encuentra en la etapa más madura de su carrera a nivel lirical y que lo emparenta con colaboradores de la talla de Javi Guzman, Drama Theme, Wally & FX Musical, Q-Beatz, Maxo, Teddy Hitmakerz, Kill Beatz y Sanabria. Acá, Pellah canta con desfachatez sobre lo que le provoca, como siempre lo ha hecho, pero con una evolución notable desde el rapero que era en la época de Face To Face y Rueda de Prensa, sonando como nunca.
3. Augusto Bracho – Mercado de los Corotos
El segundo trabajo de Augusto Bracho en solitario (y tercero de su carrera tras el maravilloso Pajarera Vertical junto a Moisés de Martín – José Ignacio Benítez de Domingo En Llamas) es otro testamento del legado musical de Gustavo Guerrero (Cunaguaro Soul, El Conjunto). El venezolano es un proxy del folclore latinoamericano, al que readapta de una forma colorida la idiosincracia de la región, hurgando en su humor y tradicionalismos con no mucho más que su cuatro, su guitarra y su cavaquiño, un preciso y versátil entramado percusivo, y la naturaleza evocativa de su distintiva voz. La nueva forma de hacer folclore es cada vez más respetuosa y divertida.
2. Simón Grossmann – Mujer Eléctrica
En 10 canciones, editadas un año después de su gran debut, Ciclo, Simón Grossmann se muestra cómodo agregando matices blueseros y latinos a su música. Este es un disco que se siente como hecho por el hijo latino de Jack Johnson y John Mayer, en el que habla principalmente sobre el amor que habita cada centímetro de su cuerpo en este momento de su vida y que nos contagia con cada uno de los temas donde escuchamos su ronca voz y el preciso rasgueo de su guitarra.
1. Gran Radio Riviera – Tanto
El sifrirock o indie rock caraqueño siempre ha sido un concepto bastante acertado para describir cierto sonido que se hace en la capital, pero me hace ruido lo antipático y la connotación negativa que suelen darle quienes lo usan. Capaz porque siento que busca restarle calidad a algo que, inequívocamente, está bien hecho, suena bien y, sobre todo, a la gente le gusta, solo porque, precisamente, a la gente le gusta. Esta etiqueta se creía muerta tras la disolución de Americania y la migración de otras vacas sagradas del movimiento como VINILOVERSUS, La Vida Bohème y Los Mesoneros, pero la huella del trío capitalino es la gasolina que hizo que muchos chamos quisieran tomar instrumentos para intentar hacer cosas así, que llenen el alma y respondan al contexto inmediato de quienes cantan. Esta influencia de Americania fue lo que hizo que Tanto fuera el disco que es: Un álbum minuciosamente producido e inteligentemente arreglado, que da una vuelta de tuercas al sonido, llevándolo por la senda del pop a explorar sendas conocidas del Indie Rock caraqueño, pero visto desde una nueva generación con un bagaje musical diferente pero que busca dejarse el alma cantando y, por consiguiente, sintiendo. Tanto es un disco que habla sobre migración, sobre grupos de amigos, sobre la chica que te gusta, sobre pasarla bien y sobre escarbar migajas de felicidad entre toda la mierda, como la vida de casi cualquier joven al que le tocó pasar por esto y gana validez por decir su realidad a su forma y con sus palabras. 10 canciones alegres y, por momentos, optimistas (“No me voy, yo no me voy, no está en discusión”) con una producción de ensueño cortesía de Carlos Más, Ricardo Martínez y Alejandro Sojo (Los Colores) que busca pulir las armonías de las tres voces y la pericia instrumental de todos sus miembros. Una fotografía de la juventud caraqueña de clase media hacia arriba, sin muchas pretensiones, pero con mucho carisma y ganas de llevar su sonido un poco más allá y crecer, algo que sin duda han hecho desde que los vimos como Los Dinosaurios cuando ganaban el Intercolegial Nuevas Bandas 2013.