Por Alejandro Fernandes Riera // @fernandesriera
Cuando el río suena, normalmente trae piedras en su corriente. Blade Runner 2049 y The Meyerowitz Stories, lo nuevo de Denis Villeneuve y Noah Baumbach, respectivamente, se convirtieron en dos de las películas que más esperaba ver este año, principalmente por la carrera que regentan estos dos realizadores y la importancia que sus películas han tenido para mí. Dos monolitos que dejan patente el momento de gracia que vive el cine en las pantallas, mientras que la industria implosiona por los asquerosos escándalos sexuales de productores, directores y actores. Además, le agregué a la lista una de las películas que más me marcó en los últimos cinco años, y que siento que será influencia para cuando, en algún momento, haga una película, así no tratemos ningún tópico similar.
En el apartado musical, Beck, Courtney Barnett, Kurt Vile y St. Vincent hacen de las suyas y se cuelan con tres de los discos del año, que mucho se relacionan entre sí a pesar de la disimilitud de géneros. Hoy tenemos muchas cosas que decir. Más que nunca. Por eso la extensión de los textos de hoy está tan larga como las caras de todos después del fraude cantado. Ánimo, que ya saldremos de esta.
Qué honor llevar 20 semanas recomendándoles cada 7 días lo que mis ojos y mis oídos perciben o han percibido, y que me veo en la necesidad de que otros disfruten.
PELÍCULAS:
1. Blade Runner 2049 (2017, dir. Denis Villeneuve, Estados Unidos / Canadá)
Aún 48 horas después de haberla visto en una sala de cine, todavía estoy helado por la secuela de Blade Runner (1982). De entrada, es obvio que no viví la primera en su momento y la vi mucho después, quedando sorprendido por esa representación retrofuturista de una sociedad distópica donde transcurre esta historia neo-noir cuyo ambiguo final dejaba algo abierto para una secuela que nadie se esperaba, ni nadie necesitaba, como Mad Max: Fury Road, solo que a diferencia de la obra de Miller, el visionado de BR2049 debería estar prelado por ver, al menos, el director’s cut de la original, si no, no vas a entender gran parte de lo que pasa. Prometo que no se van a aburrir, ya que Blade Runner es un clásico por algo, y a pesar de estar ambientada en un futuro que ya alcanzamos en tiempo mas no en tecnología, luce como una película que fácilmente pudo haberse hecho en el 2010.
El quebequés Denis Villeneuve no anda con jueguitos. Su filmografía es exquisita y este podría ser su mejor trabajo hasta la fecha, con el perdón de obras maestras como Incendies (2010), Prisoners (2013) o Sicario (2014). Acá lo vemos tratando a la obra con el respeto que se merece y presenta una exploración filosófica y altamente cerebral sobre qué significa verdaderamente ser humano en un mundo contaminado, sobrepoblado y lleno de androides. La cinta nos muestra a K (Ryan Gosling), un replicante de una nueva generación diseñada para ser mucho más obediente, que trabaja como Blade Runner retirando a replicantes de modelos viejos para que no vuelva a ocurrir otro alzamiento como el de la primera película. De pronto, comienza a toparse con una serie de descubrimientos que nos harán cuestionarnos, al mismo tiempo que él, la verdadera posición de los replicantes, los orígenes de su vida y su posición en este puzzle tan complicado que poco a poco vamos armando a lo largo de las casi tres horas de película. La búsqueda de K alude a la propia obra del director, pues es una versión sci-fi y con otros twists de la de la protagonista de su película Incendies, que recomiendo -de nuevo y muy adamantemente- que vean.
Blade Runner 2049 es un edificio de película. Comienza fría, como un replicante, y termina siendo más humana que los propios humanos, manteniendo esa cualidad thought provoking de la primera y agregando nuevos misterios a la trama, sin resolver algunos que ya a estas alturas no importan, como si Rick Deckard es en realidad un replicante o no o si los androides sueñan con ovejas eléctricas. Las actuaciones, las aristas del personaje de Gosling (un hilo conductor perfecto para esta masterclass de storytelling) y lo bien planteado de este universo no son lo único increíble, pues la fotografía de Roger Deakins es mesmerizante, el score de un Hans Zimmer fuera de su zona de confort también lo es, y el poder de Villeneuve sobre la cinta y sobre este mundo está mucho más marcado, incluso, que el de Ridley Scott. Esta simbiosis perfecta deviene en un final que te deja helado, y solo te invita a completar el resto de la historia. A verla YA en cines.
2. The Meyerowitz Stories (New and Selected) (2017, dir. Noah Baumbach, Estados Unidos)
El cine de Noah Baumbach siempre me ha encantado, a pesar de que sus personajes suelen ser caricaturas de la sociedad, o judíos millonarios que flotan, son inaccesibles, tienen mucho dinero y hacen vida en el mundo artístico, pero nos hacen reír por la serie de desventuras que deben enfrentar. Sin embargo, The Meyerowitz Stories retoma esa humanidad que le vimos en su debut, Kicking and Screaming (1991) y ese tono autobiográfico de The Squid and the Whale (2005) con una versión cuarentona de The Royal Tenenbaums (2001, dir. Wes Anderson).
La historia gira en torno a Harold Meyerowitz (Dustin Hoffman), un terco padre de familia, artista incomprendido y profesor universitario, que poco o nada le interesa el resto del mundo, y sus tres hijos: El consentido, Matthew (Ben Stiller), con el que intentó hacer las cosas bien luego de fallar en la crianza de Danny (Adam Sandler) y Jane (Elizabeth Marvel), hijos de un matrimonio pasado. Cuando cae en coma debido a una lesión craneal, los hermanos buscarán la forma de superar sus traumas infantiles, perdonar a su padre por su negligencia, y unirse, a pesar de sus frustraciones, muchas de ellas sembradas por su padre. Al final, todos tenían talento para las artes y terminaron abandonándolo por distintas razones.
Con esta película, Noah Baumbach finalmente encuentra su voz y lugar, justo allí en el punto medio entre Wes Anderson, Woody Allen y Peter Bogdanovich, y saca en el proceso unas actuaciones increíbles por parte de todo el reparto sobre un libreto fantástico, gracioso, personal y honesto, que nos recompensa con personajes multidimensionales, que sienten y actúan de una forma natural. De esas películas que voy a ver, mínimo, una vez al año. Netflix la estrenó el pasado viernes y de verdad, es lo mejor que ha hecho Adam Sandler desde Punch-Drunk Love, y Baumbach desde Frances Ha.
3. The Lobster (2015, dir. Yorgos Lanthimos, Grecia / Irlanda / Reino Unido / Francia)
Volví a ver una de mis películas favoritas de la década un jueves en una galería de arte en La Castellana. Sendo plan del que espero hablarles después. El debut en inglés de Yorgos Lanthimos, el mismo de la impresionante Dogtooth (2009), te deja pensando sobre las relaciones y el amor y pone en entredicho las razones de por qué la gente está con otra gente, cuando estas son triviales, vacías y rebuscadas. Lanthimos también tira de las metáforas para criticar las parejas forzadas a funcionar y la satanización de la soltería indefinida, presentando un argumento bien peculiar: Un futuro distópico no tan lejano donde el gobierno condena a los solteros a ser convertidos en el animal de su preferencia a todo aquel que es incapaz de encontrar a su alma gemela en 45 días, tiempo que compartirán en un hotel con otro grupo de solteros. El humor negro es el hilo conductor hacia un descorazonante final que te hará cuestionarte todo lo que concibías como una relación perfecta. Obra maestra.
DISCOS:
1. Beck – Colors (2017, Estados Unidos)
Tres años después de ganarse el Grammy por Morning Phase, un disco, a priori, algo inaccesible, Beck Hansen está de vuelta con su trabajo más pop y uptempo hasta la fecha. Acá vemos a un músico que ya no tiene nada que demostrar, experimentando con los sonidos del pop actual, deconstruyéndolo y haciéndolo suyo con cada nota. Se nota que esta fue la intención de Beck, quien contrató a Greg Kurstin (productor de Adele, Lorde y otras joyas de la corona del mainstream) para coproducir y coescribir este álbum. A mitad de camino entre un científico loco y un artista atravesando por un nuevo periodo creativo, Beck juega con el disco y el pop de una forma inteligente, como solo un genio de su calaña puede hacerlo. Dinámico documento de actitud de un artista que siempre está dispuesto a hacer algo diferente.
2. Courtney Barnett y Kurt Vile – Lotta Sea Lice (2017, Estados Unidos)
Con este par pasa algo espectacular, y es que cuando hacían música por separado o, en el caso de Vile, también con The War On Drugs, ya me parecían geniales, y que se hayan juntado, casi por sorpresa, para hacer un disco, es de esos milagros que debemos apreciar en la música actual (no como muchos hicieron con el ya olvidado pero gran álbum colaborativo de David Byrne y Annie Clarke). Ambos son músicos con una sensibilidad e inteligencia emocional tremenda y muy similar, y sus voces verdaderamente se complementan y armonizan en cada track de este álbum, guiado principalmente por su pericia en la guitarra. Que este lazo no se rompa, y tengamos por mucho más esta unión creativa de Indie Rock con un twist sureño, con dos de las voces que verdaderamente representan lo que está pasando en la escena actual.
3. St. Vincent – MASSEDUCTION (2017, Estados Unidos)
Y hablando de St. Vincent y de hacer un disco más pop que sus trabajos previos, la genial Annie Clark está de regreso con un nuevo disco que redimensiona su art pop barroco a otro nivel. Clark prometió “sexo y drogas y tristeza” y cumplió. Las letras del álbum, además de incluir cierta crítica social, tienen una personalidad propia y apoyan el concepto del álbum, influenciado por lo bueno y lo malo del amor y la vida. El capítulo más experimental de St. Vincent como artista, que avisa de un nuevo rumbo, aún más interesante, para una creadora integral en todo el sentido de la palabra.
Las recomendaciones del fin de semana del 2 al 4 de Junio: RAW, Free Fire, Real Estate, Alt-J…
Las recomendaciones del fin de semana del 9 al 11 de Junio: Kimi No Na Wa., A Bigger Splash, Fleet Foxes, Somalunar…
Las recomendaciones del fin de semana del 16 al 18 de Junio: Comet, Güeros, Phoenix, Chicano Batman…
Las recomendaciones del fin de semana del 23 al 25 de Junio: I Don’t Feel At Home In This World Anymore, The One I Love, Beach Fossils, Los Punsetes…
Las recomendaciones del fin de semana del 30 de Junio al 2 de Julio: Medianeras, Victoria, Twin Peaks, Benjamin Booker…
Las recomendaciones de la semana del 9 al 16 de Julio: Incendies, Microbe & Gasoline, HAIM, Parmesano…
Las recomendaciones de la semana del 17 al 23 de Julio: Train To Busan, Mr. Nobody, Washed Out, Tommy Guerrero…
Las recomendaciones de la semana del 24 al 30 de Julio: Poesía Sin Fin, The Bad Batch, Chromatics, El Guincho…
Las recomendaciones de la semana del 31 de Julio al 6 de Agosto: Dunkirk, My Life as a Zucchini, Father John Misty, Polock…
Las recomendaciones de la semana del 7 al 13 de Agosto: Le Scaphandre et le Papillon, Frank, Thundercat, Nine Inch Nails…
Las recomendaciones de la semana del 14 al 20 de Agosto: Youth, In Search of a Midnight Kiss, Caloncho, Aimee Mann…
Las recomendaciones de la semana del 21 al 27 de Agosto: Buffalo ’66, The Tribe, Grizzly Bear, Juana Molina…
Las recomendaciones de la semana del 28 de Agosto al 2 de Septiembre: The Dreamers, White God, ゲスの極み乙女, The War On Drugs…
Las recomendaciones de la semana del 3 al 10 de Septiembre: Short Term 12, Paterson, LCD Soundsystem, You Can’t Win, Charlie Brown…
Las recomendaciones de la semana del 11 al 17 de Septiembre: It Comes At Night, Handmaiden, The National, MUTEMATH…
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Las recomendaciones de la semana del 2 al 8 de Octubre: A Ghost Story, The Beguiled, Wolf Alice, Protomartyr…
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